Open/Close Menu Especialista en Medicina Natural y Medicina Estética

La piel envejece de dos maneras:

Envejecimiento intrínseco: es de origen genético. Son los cambios fisiológicos, clínicos e histológicos que ocurren en la piel a través del tiempo. El envejecimiento cronológico o intrínseco tiene como resultado una piel lisa y con arrugas finas.

Los principales problemas que se presentan en la piel por el paso del tiempo son:
Aplanamiento de las papilas dérmicas que afecta a la calidad del anclaje de la dermis. Da lugar a arrugas finas.
Enlentecimiento del metabolismo de los fibroblastos, con menor renovación de colágeno, elastina e hialurónico, el colágeno se glicosila, se empaqueta y pierde función estructural. El agua se escapa de un tejido con menos hialurónico, esto afina la dermis y facilita la aparición de las arrugas finas.
Pérdida del espesor de la hipodermis y de sus septos fibrosos, con bajada de la función de relleno o sostén de este plano y falta de tensión en profundidad que también facilita la aparición de las arrugas finas y flacidez.
Se ralentiza la capacidad de renovación de la epidermis, con alteración del ritmo de desprendimiento de los corneocitos superficiales. Da lugar a la falta de luminosidad en la piel.
Envejecimiento extrínseco: viene dado por la radiación actínica y ocasiona el fotoenvejecimiento. Desde el punto de vista clínico, el fotoenvejecimiento es el máximo responsable de la mayor parte de los cambios no deseados del aspecto de la piel, se manifiesta en zonas del cuerpo más expuestas al sol como cara, manos, pies y escote. Donde la piel se hace más áspera, toma color amarillento y aparece pigmentación irregular con diversas manchas oscuras (queratosis seniles) salpicadas de telangiectasias y arañas vasculares.

Más del 80% de nuestro envejecimiento cutáneo es producido por un exceso de radiación solar. Nuestra piel sólo envejecería un 20% si no se abusara de la exposición al sol

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